miércoles, 26 de febrero de 2020

Las Cantinas del Monasterio



Por los sótanos oscuros, poco transitados y casi ignorados en las cantinas escurialenses, podemos descubrir los primitivos abovedamientos, rústicos y sencillos unos, otros más elaborados, pero cuyo interés estriba en que todos ellos fueron ensayos de los que se sirvió Juan Bautista de Toledo para experimentar las soluciones que luego se implementarían por el resto de las dependencias monasteriales. Probablemente, el recién nombrado nuevo arquitecto del rey no estaría por aquellas fechas muy familiarizado con los tratamientos de la piedra, dada su anterior experiencia italiana.

“La zona de sótanos del monasterio del Escorial es uno de los sectores más complejos y fascinantes de la fábrica y de ello ya fue consciente el mismo Juan de Herrera el cual hizo planta y pensó grabar todo ese sector como una pieza más de la colección de estampas.”

Con estas líneas comienza Agustín Bustamante la descripción de los sótanos del monasterio en su obra la Octava Maravilla del Mundo.
Perdidas por esas cantinas y pasadizos se pueden rastrear muchas de estas bóvedas, de todos los tamaños, algunas muy pequeñas, pero todas con despieces diferentes y planteamientos originales, que luego veremos ya formalmente reproducidos en los pasillos laterales de la basílica y en otras dependencias monasteriales. Según el mismo Bustamante;

la impresionante tectónica de todos estos espacios abovedados, con unos despiezos y monteas espectaculares, hacen de toda la zona de sótanos un verdadero mundo arquitectónico, único en su poderío”.

El mismo Herrera en sus estampas ya reflejó la existencia de estos sótanos, y así, en el Tercer Diseño aparecen los subterráneos de los claustros chicos del Convento, así como los que están en el Colegio y en el antiguo Seminario. Lo mismo sucede con el Cuarto, Quinto y Sexto Diseños.


Tercer Diseño


En las cantinas del convento, por tanto, se ensayaron diferentes modelos de bóvedas. La tosquedad en el pulido revela que estas soluciones estaban destinadas o bien a zonas de servicios o bien a ser meras tentativas. Nos encontraremos bóvedas de todos los tamaños, algunas muy pequeñas, pero todas con despieces diferentes y planteamientos originales, algunos de los cuales luego veremos ya formalmente reproducidos en los pasillos laterales de la basílica y en otros sitios del monasterio. En la figura vemos tres ejemplos de bovedillas localizadas en los sótanos, una de ellas con tres hiladas cuadradas, la del centro con una original forma de cruz y la tercera con cuatro hiladas circulares mas la clave central; anotamos que la primera y la tercera se corresponden con descripciones del tratado de estereotomía de Vandelvira.



Dice Sigüenza en su Fundación:

“Desde la esquina y torre de la botica qué es en el Poniente y Mediodía hasta la torre del Prior y desde allí hasta la torre que es Oriente y Norte de diámetro están desde el suelo de la casa abajo aquellos lindos lienzos fundados sobre clarísimas bóvedas de piedra porque tienen ventanas cuadradas con sus rejas desde el talud de las celdas bajas donde dijimos que se asentaba aquel orden de rejas grandes hasta el suelo de los jardines. Aquí en estas cantinas hay muchas y excelentes piezas de gran servicio y cumplimiento para todos los oficios y oficinas en este gran cuerpo, cómo son botica, sacristía, bodegas y otras piezas para el servicio de la Casa Real tan claras anchas y alegres y enjutas como las mismas celdas.” 

                              


Varios estudiosos –Kubler, entre otros- se han referido a este entramado de sótanos, pero la descripción más pormenorizada nos la dejó el cronista Almela, durante los primeros tiempos del monasterio:

“Quién dicha cocina a la entrada de ella a mano izquierda una puerta por donde descienden por una escalera a una cantina grande hecha de bóveda que llaman de la pescadería donde hay un gran caño de agua que de una fuente qué hinche cinco grandes pilas para remojar los pescados con mucha limpieza. Y tiene esta dicha cantina otra estancia más adelante para el aceite donde hay once y grandes tinajas de aceite y tiene correspondencia esta cantina con la procuración para recibir y dar los recaudos de pescado y tocino y otras cosas necesarias a esta gran cocina.”
“Son todas estas tres bóvedas tan anchas y largas y tan altas que cada una podría servir de cuerpo de Iglesia harto principal de cualquier pueblo porque tiene cada una de ancho veintinueve pies y de largo ciento diecisiete.”
“Y por la mano izquierda van y suben por unas gradas a otra bodega de vinagre de diecisiete tinajas grandes. Y hay una correspondencia que atraviesa todo el patio (de Reyes) hasta el colegio para servirle y proveerle y comunicarle lo necesario para su ministerio.

                            

Pilas para lavar el pescado

Entre otras, hacia el centro del paño de mediodía descubrimos una bóveda plana qué es muy parecida a la famosa del sotacoro y que, con toda probabilidad sirvió de ensayo para ella. También está construida con dovelas dispuestas en círculos concéntricos, aunque esta tiene arcos de apoyo.


En realidad, abovedamientos interesantes se encuentran por todo el lado sur del edificio, llegando hasta los sótanos del palacio, debido a que, por los cambios introducidos en el siglo XIX en el Panteón de Infantes, se perdieron las primitivas soluciones arquitectónicas.



Referencia: 
Claves para comprender el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Ed. Universidad de Salamanca, Manuel Rincón, 2007
Arquitectura y Geometría en el Monasterio, Ed. Cocheras del Rey, Manuel Rincón, 2012.

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