La botica se dispuso en un edificio separado del resto de las dependencias del monasterio y en ella se preparaban los trabajos de destilación. Alambiques y retortas de las más sofisticadas de la época funcionaban allí sin descanso, siendo tratados en recipientes de vidrio y cobre todo tipo de drogas, hierbas, perfumes y medicamentos. Fue, verdaderamente, un centro de gran relevancia donde se experimentaron los enigmáticos procesos de la alquimia, tan a la usanza en aquella época.
Ocupó un rectángulo ajeno al cuerpo principal del edificio, vecina a la galería de Convalecientes y al lado del paso que comunicaba con la llamada casa de
Su construcción debió iniciarse en 1585, pero la botica no entró en funcionamiento hasta 1587. Al principio estuvo en los bajos de la torre de
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