Al monasterio habrá que mirarlo y entenderlo a través del cristal viejo y emplomado de la historia, sin deformaciones ni prejuicios, sin particular deleite en esoterismos ni afanes especulativos. No es tan difícil porque durante más de cuatro siglos se ha escrito mucho con rigor sobre él, así que sólo es cuestión de leer e interpretar.
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