jueves, 25 de enero de 2007

La Astrología en la biblioteca


El cronista P. Sigüenza justifica la presencia de la Astrología en los techos bibliotecarios en lugar de la Astronomía, afirmando que “púsose, empero, en lugar de ella, la Astrología, porque es más noble su sujeto y más levantado, por tratar de los cuerpos celestiales, de sus movimientos y aspectos, mezclando parte de lo natural y físico con lo matemático. Lo cierto es que la Astrología estaba entonces muy en boga; recordemos que todavía en las universidades del siglo XVI y las cátedras no eran, todavía, de Astronomía, y fue a partir de entonces cuando se comenzaron a deslindar los campos y las competencias de ambas. Es bien conocida la afición de Felipe II por los horóscopos astrológicos aunque no sabemos con exactitud hasta qué punto se dejó guiar por ellos.

En uno de los lunetos de la bóveda, el que vemos en la figura adjunta, aparece Euclides, abajo a la izquierda, que en realidad fue más geómetra que astrólogo, y que se representa aquí con una tabla en la que se ven un triángulo y un cuadrado inscritos en un círculo y en otro cuadrado, un hombre midiendo las estrellas con el rudimentario instrumento llamado báculo de Jacob y una estrella de Salomón, parcialmente tapada. En su mano derecha un cuadrante con tres estrellas, que pudiera tener alguna relación con el Prognosticon de Matias Haco, tan apreciado por Felipe II. 
Abajo a la derecha, Juan de Sacrobosco, astrónomo del siglo XIII, anciano musculoso con un sextante en su mano derecha y con una tabla de estrellas en el fondo.

1 comentario:

GS dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.