En
los finales del siglo XVI, las técnicas de fundición del bronce para la
ejecución de estatuas de gran tamaño presentaban las dificultades derivadas de
complejos procedimientos que incluían laboriosos procesos finales de pulido y
cubrimiento con una capa de oro. A pesar de estos problemas, algunos escultores
procedentes del campo de la orfebrería aceptaron el desafío y quisieron ser los
primeros en dotar a sus imágenes de la expresividad y tensión dinámica
proporcionadas por el bronce.
Felipe
II apostó por esta técnica para el retablo Mayor del monasterio escurialense,
consiguiendo que el Tabernáculo, las imágenes del retablo y las figuras orantes
funerarias alcanzaran un rango cercano a la perfección divina. Para ello fue
necesario un ambicioso proyecto artístico que involucró a destacados escultores
italianos que, con gran imaginación y esfuerzo, lograron uno de los más
relevantes capítulos dentro de la construcción del monasterio de San Lorenzo el
Real del Escorial. Proyecto artístico que, considerado unitariamente, no tiene
parangón en el panorama de la escultura del alto Renacimiento europeo y
español.
Los
protagonistas de esta empresa fueron los escultores milaneses Leone y PompeoLeoni y el orfebre Jacome Trezzo.
Si quereis seguir parte de la presentación:
https://www.youtube.com/watch?v=rGGhykNkNO0
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