miércoles, 18 de abril de 2018

Los horarios en la obra


El tiempo de construcción de la obra escurialense fue de 21 años, entre 1563 y 1584, y fue entonces y lo sigue siendo como récord para la magnitud y perfección del edificio conseguido. Ello fue, sin lugar a dudas, fruto de la disciplina, seriedad y seguimiento con la que se llevaron a cabo los trabajos. Y también de unas exigentes condiciones laborables. 
En 1572, a la mitad de la obra, cuando habían cambiado el arquitecto y el prior y la construcción se hacía más compleja, Felipe II creyó oportuno emitir unas nuevas instrucciones que regulasen los procedimientos y responsabilidades para que aquel proyecto llegase a buen fin. Eran 52 puntos que recogían hasta los últimos detalles de la operativa y su lectura resulta muy instructiva pues nos adentra en los pormenores de la obra. Entre otros muchos aspectos, se regulan los horarios a cumplir por los laborantes:

"Y para que la dicha obra y fábrica ande ordenada como conviene, y cada uno de los dichos oficiales y peones y gente que trabajaren en ella a nuestro jornal, sepan el tiempo y horas, que han de trabajar en cada día, ordenamos que desde día de Sta. Cruz de mayo hasta Sta. Cruz de setiembre de cada año entren en la obra a las seis horas de la mañana, y trabajen continuamente hasta las once, y desde a una hora después de medio día hasta las cuatro de la tarde y entonces dejen de trabajar media hora, para que en este espacio puedan descansar, y luego a las cuatro y media inmediatamente tornen y lo continúen hasta la puesta de sol, y lo restante del año entren a las siete horas de la mañana, y lo continúen hasta puesto el sol trabajarán continuamente hasta las doce de medio día y desde la una, siguiente sin darles espacio ninguno hasta puesto el sol. Y esta misma orden mandamos que guarden y cumplan los oficiales extranjeros, que con salario ordinario o jornal nuestro trabajan y trabajaren en la dicha fábrica."

Si no nos fallan los cálculos, ello representaba unas jornadas de trabajo que oscilaban entre 10 horas en invierno y 11,30 en verano. De manera que sobran los comentarios.

Bibliografía: Ceán-Bermudez, J. y Llaguno Amirola, E., Noticias de los Arquitectos y Arquitectura de España, Tomo II, Ed. Turner, Madrid, 1977.


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